Historia


Empaquetando medicinas

El arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo,
         en la sede de la asociación

Caricatura de Juan José Figueroa (Juan'95, Bayamo)

Portada del primer boletín de la asociación

Portada del boletín conmemorativo de los 20 años de la asociación

Portada del boletín conmemorativo de los 25 años de la asociación



En 1977, un grupo de jóvenes de la Parroquia de Mairena del Alcor (Sevilla-España), deciden dar una dimensión misionera a su vida y se embarcan en la aventura de enviar medicamentos a un país del mal llamado "Tercer Mundo": Malawi. En concreto, al dispensario de Kapiri-Mchinji, dirigido por religiosas carmelitas misioneras. Realizan una campaña de recogida de medicinas "casa por casa", las clasifican, revisan, empaquetan, y envían por vía tren-Francia-barco-Mozambique-Malawi.

 Poco a poco se va uniendo más gente a la labor. Siempre bajo la dirección de Juan José Figueroa Galocha, se realizan campañas anuales de recogidas de medicinas, en primavera, y se va creando una conciencia entre la gente del pueblo, que ya comienza a llevar bolsas de medicinas durante todo el año a "las medis", el local anexo a la Parroquia. Los envíos se realizan por correo marítimo. Los muy urgentes por correo aéreo, ya que por barco, con suerte (es decir, sólo un par de conflictos fronterizos), tardaban un año aproximadamente en llegar. Los envíos se costeaban gracias al papel. Junto con las medicinas, se recoge papel (periódicos, revistas, folios...) con el objeto de venderlo para reciclar.

En la primavera de 1987, debido a la obra en el templo parroquial, la labor de "las medis" cambia de local. Se volverá en 1989, con las paredes renovadas y algo menos de espacio que antes, pero bueno...

Entre 1990 y 1991, el precio del papel baja estrepitosamente. Ya no sale rentable la recogida de papel. Llegó un momento en que se gastaba casi lo mismo en gasolina de la furgoneta que lo que se iba a obtener por la venta del papel. Además, se abren nuevos frentes en la labor misionera: Huacho (Perú), Monte Quemado (Argentina)... Había que pensar en una nueva forma de financiación. Surge la idea de buscar socios económicos, que paguen una cuota mensual, o anual, por domiciliación bancaria. Pero para ello es necesario inscribirse en el registro de asociaciones, tener un NIF y todo el papeleo. Es decir, hasta ese momento, "las medis" era una asociación en todo lo importante (el espíritu, la labor, el esfuerzo), pero no existía legalmente ("sans papiers", como dirían los franceses). En mayo de 1992 se inician los trámites, y el 25 de diciembre de ese año se firma el Acta constitutiva de la Asociación y a final de año se tiene la primera reunión oficial con los socios. El nombre elegido para la asociación es el de "Llamarada de Fuego", que es lo que significa la palabra "Malawi", en su idioma nativo, el chichewa.

Con el tiempo, la labor se va extendiendo a otros lugares: Bayamo (Cuba) en 1993, Oruro y Cochabamba (Bolivia) en 1996, Marruecos (1998), y el número de socios va aumentando. Actualmente la asociación dispone de 188 socios económicos y otros muchos que colaboran con su tiempo y dedicación, y mantiene contacto, además de con los países ya mencionados, con otras entidades y grupos en España (ver el apartado Colaboración).

El volumen de trabajo aumenta, y en 2004 la asociación adquiere una nave en el polígono industrial "Gandul" de Mairena. Esto soluciona el problema del espacio y el andar siempre "de prestado", o en alquiler como en 2003.

Actualmente, la actividad de la asociación se centra en Malawi (Hospitales Rurales y dispensarios dirigidos por los Carmelitas Misioneros) y Perú (Centro Parroquial "Santa Rosa de Lima"), y no se limita sólo a realizar envíos de ayuda humanitaria. También se llevan a cabo proyectos de desarrollo (ver el apartado Proyectos), algunas totalmente financiadas por Llamarada de Fuego, y otras cofinanciadas, junto a otras ONGDs o Adinistraciones públicas (ayuntamientos, diputaciones provinciales...).

Toda la labor de la asociación es impulsada por su verdadero "motor": Juan José Figueroa. Su ánimo y su espíritu incansable suponen un gran aliciente para el resto de colaboradores. En 2006, tanta dedicación ha comenzado a tener reconocimiento oficial (lo importante, el reconocimiento de los amigos y de la gente que recibía la ayuda, siempre lo ha tenido). En mayo, Figueroa recibió el Diploma de Honor de la Provincia de Sevilla; y en octubre, junto con Pepi, su mujer, la medalla "Ecclesia et Pontifice", máximo galardón que la Iglesia concede a los laicos (ver el artículo).